La magia de tejer en grupo

Me encanta tejer en grupo. Nunca antes lo había hecho hasta que, hace dos años, me quedé en paro y pensé detenidamente cómo seguir haciendo algo en equipo. Me veía abocada a la desesperación  por no tener la posibilidad de aportar cosas a un grupo  ni de  compartir un rato con otras personas que tuvieran algo en común conmigo (así veía yo el trabajo). En ese momento no había tantos grupos de Urban Knitting como hay ahora. Yo conocía a Tejiendo Malasaña pero tampoco había investigado más y se me ocurrió montar un grupo de tejedoras en mi barrio, Carabanchel, bajo el nombre de Tejiendo Carabanchel. Probé suerte y a la primera quedada vinieron unas 20 mujeres. Fue muy alucinante. Desde entonces, no puedo vivir sin tejer en compañía.

¿Por qué os cuento esto? Ayer celebré con mis queridas amigas de Tejiendo Carabanchel nuestra gran fiesta en las Fiestas Populares del barrio. Hacía un calor tremendo pero allí nos plantamos. Apenas vino gente por la ola de calor (comprensible) pero no nos importó. Ese rato que compartimos en el parque, forrando árboles con lana, tejiendo juntas, hablando de nuestros proyectos, disfrutando de la guitarra de Miguel… Todo eso hizo que el calor pasara a un segundo plano porque en ese momento éramos felices.

Tejer en grupo es terapéutico. Y no necesito ningún estudio con el que refrendar mis palabras. Lo digo desde mi propia experiencia: para mi son todo beneficios. Cuando encuentras un grupo de personas con las que te sientes a gusto, con las que hablas el mismo idioma, donde no importa la edad ni la profesión ni la ideología, te garantizo que has encontrado un tesoro. Tejer en compañía de estas mujeres solo me aporta cosas buenas.

– Haces amigas (y a veces amigos) con tu misma afición e inquietudes.

– Puedes apoyarte en los demás y ofrecer tu ayuda si alguien está perdido en algún trabajo, liada con un punto que no le sale, etc.

– Es una forma de divulgar tus conocimientos y aprender de otras personas de manera que la tradición se mantiene viva.

– Es un foro donde mostrar tus trabajos in que te digan: «Vale, otros calcetines».

– Te ayuda a saber que no eres la única loca de la lana del mundo.

– Puedes tejer un proyecto común (en mi caso, para ayudar a los demás).

Todo esto, queridos, tiene un valor incalculable. Igual que lo tiene esta imagen de un Club de niños tejedores del año 1918, que me ha dejado muerta.

Cuando vives en una ciudad es difícil formar un corrillo de tejedoras en tu misma calle, tal y como sucede en los pueblos, pero gracias a las redes sociales podemos encontrar cerca un grupo que se reúna de vez en cuando. Os dejo una pequeña lista con grupos tejeriles por si os animáis a darle a la aguja en buena compañía. Unos son solidarios y otros artísticos. Otros son por mero entretenimiento. Eso ya depende de lo que estés buscando.

MADRID:  Madrid Knits, El Corrillo del ovillo, Tejiendo Carabanchel, Tejiendo Malasaña (Luego está el colectivo Lana Connection que no se reúne de forma regular pero sí en ocasiones puntuales).

BARCELONA: All You Knit is Love.

VALENCIA: Urban Knitting Valencia.

ZARAGOZA: Yarn Bombing Zaragoza, Urban Knitting Zaragoza.

LOGROÑO: Urban Knitting Logroño.

VITORIA: Tejiendo en Vitoria.

SANTIAGO: Gaia dos Nenos.

BILBAO: Urban Knitting Bilbao.

SEVILLA: Tejiendo la ciudad

SANTANDER: Tertulia Lanera.

CÁCERES: Laneras.

Y tú, ¿formas parte de algún grupo de tejedores que se reúna de forma habitual? ¿Me he dejado alguno que consideras importante?